Carmosino, el referente del campeón
Con la alegría lógica del plantel superior masculino B de handball, se consumó un acto de justicia para un referente no solo de este deporte, sino alguien ligado por completo a la institución: Gustavo Carmosino. A esta altura, toda una leyenda en el balonmano Verde.
Con una rica historia que se inició en el año 1982, este jugador con ascendencia completa sobre sus compañeros en el equipo dirigido por Adrián Garavaglia, comenzó a dar sus primeros pasos deportivos frente a la casa ubicada en Aviador Rohland y Franco con una elección exótica.
«Jugábamos con mis amigos al béisbol, lo hacíamos con un palo de escoba y pelotas de tenis. Teníamos solo home y una base; éramos cuatro contra cuatro: un pitcher, un catcher y dos se colocaban lejos. La línea de campo eran las casas, por lo que no se podía batear y mucho menos la pelota ingresar en una de ellas; sin dudas era muy divertido, aunque también hacíamos fútbol y básquet», rememora Gustavo en la media tarde semanal, haciéndose un tiempo para charlar no solo por la conquista del domingo cuando tras vencer a José Hernández se consagraron ganadores del Apertura y les deja chances concretas de ascenso si al final del Clausura culminan entre los mejores tres promedios, sino sobre su vida en AFALP.
«Llegué en 1982 gracias a un entrenador llamado Carlos, quien vivía al lado de mi casa. Nos habló de un deporte llamado handball e invitó a acercarnos al club; lo recuerdo bien, fue un sábado y fuimos todos los chicos de la cuadra. Comenzamos en mini y ese inicio fue duro, con muchas derrotas ya que no solo éramos pequeños físicamente sino además estábamos en la A, por lo que los rivales eran Ballester, River, Luján, entre otros. La verdad no podíamos ganarles», admite sobre esa niñez aprendiendo los secretos de este deporte.
«Recién cuando pasamos a Infantiles empezamos a ser mas competitivos aunque siempre teníamos el primer año complicado pero en el segundo andábamos bien. Eso sucedía porque todos éramos del mismo año de nacimiento», agrega.
Tras su paso por las inferiores, llega la Primera en 1994.
«Era juvenil y fui junto a otros dos compañeros al banco en el último año que jugó Liga de Honor hasta el 2009. Tiempos difíciles, toda la Primera se fue del club porque se habían peleado con el técnico y solamente quedaron dos mayores; el resto eran juniors y completábamos los tres juveniles. Por supuesto ese año descendimos a la B».
En 1996 decide dejar la actividad para dedicarse de lleno a sus estudios (Ingeniería Industrial en la UTN Regional Buenos Aires), y recién en 2005 retorna. Obviamente en AFALP, la única camiseta que vistió en su dilatada trayectoria.
«Desde ese año volví a jugar en Tercera y en 2011 me reintegré a Primera, porque volvimos a padecer una recaída de jugadores y solo presentamos un equipo de mayores. Recién en 2013 pudimos volver a tener dos conjuntos y entonces regresé a Tercera; primero comenzamos con uno casi en su mayoría con veteranos y gradualmente se fue renovando generacionalmente con chicos más jovenes, quienes por estudio o trabajo están impedidos de estar en Primera», asegura Gustavo.
Entonces, emite unas palabras sobre la plantilla actual
«Conformamos un equipo mucho más equilibrado, porque tenemos experiencia los mayores y mucho dinamismo con velocidad los más jóvenes; eso le permite al técnico tener variantes para afrontar diferentes sistemas en las canchas de acuerdo a los rivales», afirma.
Ariadna, su mujer, es el complemento en su vida. «Ensamblamos una gran familia con ella» confiesa. «Aportó tres hijos y yo una», expresa, refiriéndose a Agustina (18), Victoria (14), Bárbara (11) y Bautista (11). Son el ancla donde se sostiene emocional y afectivamente; eso sin dudas le permite disfrutar junto a compañeros con mucha menos edad, pero el mismo entusiasmo.
«Para mi es muy lindo porque estoy jugando con chicos que no habían nacido cuando tuve mi primer partido en mayores; de hecho hay dos (Fran Bixio y Adrián Nulchis) que son hijos de ex compañeros. Sus padres jugaron muchos años conmigo», recuerda.
En todo ese tiempo, fueron varios entrenadores que pasaron por su etapa de jugador.
«Tuve muchos: Fernando Capurro, el Negro Guillermo Osorio, quien estuvo en la mayoría de mi etapa de inferiores; Hugo Planas, Jorge Meccia, Sin dudas, de todos aprendí cosas».
La pregunta refiere sobre en qué plano de su vida deportiva está este título conseguido el domingo. Y el extremo izquierdo expresa:
«Viene en la etapa plena del disfrute del juego en si, porque lo hago por diversión. Disfruto cada entrenamiento y partido, sinceramente no me importa mucho el resultado; no se cuanto tiempo más podré seguir el ritmo, por eso cada uno de ellos entro con esa mentalidad».
¿Cómo imagina la segunda fase del torneo?
«Tenemos que mantener el rendimiento e intentar ganar el Clausura, pero por sobre todo, poder quedar entre los tres primeros de la tabla anual porque eso nos permitirá ascender a la tercera división», asegura. Y para culminar, responde sobre su futuro en el handball:
«Mientras me sienta bien físicamente seguiré jugando; cuando compruebe que ya no esté para aguantar el ritmo, pasaré a ver los partidos desde la tribuna».
Gutavo Carmosino, una auténtica leyenda de este deporte en AFALP. Auténtica sangre verde le corre por sus venas a quien llegó cuando era apenas un niño, mientras bateaba con un palo de escoba en la puerta de su casa, y en su corazón no se fue más.